jueves, 29 de junio de 2017

LA SUPERACIÓN DE LA VANIDAD

Superar la vanidad:  el pádel como búsqueda de la excelencia desde la humildad

No es infrecuente que los y las padeleras busquen en sus logros deportivos el reconocimiento que no consiguen obtener en otras facetas de la vida. Esto en sí mismo no tendría mayor trascendencia si se circunscribiese a la natural tendencia a hacer las cosas lo mejor posible. El problema surge cuando hay un transfondo de frustración en áreas importantes de la vida y surge la obsesión por remontarla magnificando en exceso, sobreponderando las expectativas de autorrealización a través de la hiperexpresión competitiva por destacar.

Cuando fallan puntos de apoyo esenciales, puntos cardinales en lo que tienen que ver con el trabajo, con los sentimientos, con la situación económica, con la madurez vocacional el riesgo de que surja la adicción como elemento distractivo y como foco absorbente se dispara. Asistimos perplejos al nacimiento de una clase de padeleros que necesitan pasar en la pista un número creciente de horas a diario, a veces en doble o triple sesión. Jugadores que buscan subir de nivel para situarse en un estatus elevado donde comparten clima con los mejores situados en el ranking. Jugadores dispuestos a pagar un potosí por recibir clases del los gurús y que buscan en los triunfos la mirada de admiración de un entorno que se rinde a su atractivo como los nuevos guerreros. Jugadores que han establecido una jerarquía de intereses en la que el pádel figura como primera opción y han desplazado todo lo demás respondiendo a una alteración en la escala de valores que da lugar a situaciones pintorescas. Conocemos casos en los que el jugador no está dispuesto a renunciar a su partido aún dándose situaciones tales como muerte de un pariente o un amigo, cita con el tutor escolar de un hijo, angina de pecho de la pareja, reunión familiar de carácter anual extraordinaria, deber de cuidar a un dependiente, a un hijo o nieto, a una persona mayor con limitaciones, o ante la necesidad de acompañar al médico a la pareja, al hijo  a una consulta trascendente, o de  ayudar en una mudanza, recoger a un familiar en el aeropuerto, etc. etc. etc., y todo para que las estadísticas muestren que el jugador equilibrado en sus intereses, que considera el deporte como un elemento enriquecedor interesante para el cuidado de la salud y que busca en el mejor desempeño dentro de la pista la buena sensación de la superación personal, suele mantener una mejor relación de equilibrio con la asunción de sus limitaciones, la discriminación de lo que más importa y la capacidad para mejorar, pero siempre desde el justiprecio de la ratio entre lo que se puede obtener del pádel, el volumen de esfuerzo que hay que dedicar a ello y el peso de lo que se sacrifica en aras de esa supuesta ascensión. Desde esa claridad de ideas es más difícil que se den esas situaciones lamentables en que se desplaza el foco sobre lo que de verdad es troncal para fijarlo en el ejercicio de la satisfacción onanista de la vanidad.



                                                              © imagen: padelitis.es


© entrada: Santi Casal. 2017

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