He
visto parejas a priori muy superiores y en el papel de favoritas destacadas
caer ante otras mucho más modestas en potencial físico, técnico y táctico por
causa de un factor emocional sobrevenido, por un clima de críticas, comentarios
negativos, falta de apoyo y borrosidad en contrapesar el esfuerzo que se
precisa para alcanzar el éxito. Entre las parejas de primer nivel éste es un
tema bien resuelto. No se forman de la noche a la mañana; antes de sellar su
colaboración pasan por un proceso de conocimiento el uno del otro, la una de la
otra y de prueba de convivencia, dentro y fuera de la pista, que les lleva a
confiar en que su elección ha sido un acierto. Una pareja bien avenida no se forma
en un día y tampoco se deshace en ese mismo plazo. Antes de que esto suceda
habrán sonado señales de alarma insilenciables: pérdida de confianza, de humor,
de alegría, crecimiento dispar o falta de paciencia, incomprensión ante
factores puntuales que afectan al rendimiento, divergencia creciente en
objetivos y valores, etc. etc. etc. Siempre
se lo digo a los principiantes: ¡jugar
para ser felices y si vuestro compañero es tóxico no abandonéis la práctica de
un deporte tan maravilloso; romped con el compañero y buscad otro de un nivel
parejo al vuestro con el que crecer juntos durante un buen tiempo!.
© Santi Casal. 2017
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