lunes, 3 de julio de 2017

FLUIR


¡Be water, my friend!
Hay jugadoras y también jugadores que entran en la pista desde el minuto uno tan derechos como modelos de pasarela. Ellas caminan como la Campbell con tacones y ellos como John Wayne cuando no lleva el caballo entre las piernas. No pasaría nada si se quedara en una carta de presentación, hasta el inicio del peloteo. Los problemas surgen cuando esa biomecánica sustituye a un movimiento más natural en pleno desarrollo del partido: la bola queda demasiado lejos de la vista en el momento del impacto; con el centro de gravedad tan alto, el equilibrio es inestable; la puesta en acción es más lenta; el balance atrás-adelante del peso, la transferencia de energía, no son completas; respiración torácica forzada por no utilizar todas las posibilidades de la respiración abdominal como fuelle; mayor brusquedad y desgaste osteoarticular; problemas musculares por sobrecarga, etcétera. Etcétera. Etcétera. En el horizonte todos esos cuerpos derechos pero rígidos se verán deformados, con las rodillas artrósicas, cifosis pronunciadas y lumbalgias por no haber tenido en cuenta el papel preponderante de los abdominales. Todavía circula por ahí el mantra de meter la barriga para llenar los pulmones e impedir la flacidez de los abdominales; una apariencia de cartón piedra reñida con la funcionalidad y con el estado de relajación como la velocidad de crucero que conviene para andar por la vida.

Flotar en la pista, en los desplazamientos laterales y verticales, flotar para saltar coordinados, para iniciar la puesta en acción, para absorber los impactos y para transferir la fuerza. Flotar como resultado de un desarrollo muscular proporcionado, de un trabajo en la elasticidad, de la optimización de la flexibilidad innata, del cuidado y alimentación de las buenas articulaciones, pero además, flotar como una actitud mental, como un modo de estar flexible, abierto, concentrado, preparado para asumir los errores, aprender de ellos y afrontar los retos por difíciles que parezcan. Porque lo rígido quiebra, pero lo que fluye se adapta e incluso es capaz de sacar provecho de las dificultades. ¡be water my friend, be water!


© foto: monitorespadel.com



© entrada: Santi Casal. 2017

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